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1. Ahorro de tiempo: Constituir una sociedad desde cero puede llevar tiempo, ya que requiere realizar trámites y cumplir con requisitos legales. Al comprar una sociedad previamente constituida, el proceso puede ser mucho más rápido y eficiente, ya que la empresa ya está registrada y lista para operar.
2. Menor riesgo: Al comprar una sociedad existente, es posible que se eviten algunos de los riesgos asociados con la creación de una nueva empresa. Por ejemplo, la falta de experiencia y conocimientos puede llevar a que la sociedad que constituimos no reúna todos los requisitos que necesitamos para desarrollar correctamente nuestra actividad. Como por ejemplo, que nuestro objeto social no se corresponda correctamente con la realidad de nuestro negocio.
3. Mejor reputación: Una sociedad que ya tiene una antigüedad y una presencia en el mercado puede tener una mejor reputación que una nueva empresa desconocida. Esto puede ayudar a generar confianza y credibilidad entre los clientes, proveedores y otros socios comerciales.
4. Activos preexistentes: Una sociedad previamente constituida puede tener activos, como equipos, inventario o propiedad intelectual, que ya están en su lugar. Esto puede ser útil para una empresa que desea expandirse o ingresar a un nuevo mercado rápidamente sin tener que adquirir estos activos por separado.

Es importante tener en cuenta que comprar una sociedad previamente constituida también puede tener algunos desafíos y riesgos, como deudas o pasivos ocultos, problemas con la propiedad intelectual o la marca, entre otros. Por lo tanto, es recomendable realizar una investigación cuidadosa y consultar con asesores legales y financieros antes de tomar una decisión de compra.

Si no lo tenemos claro, siempre podemos comprar una sociedad que nunca ha tenido actividad, con la que podemos tener la confianza y tranquilidad de evitar problemas en el futuro derivados de la sociedad.